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¡Ecoterapia! Cinco razones para encontrarte, perdiéndote

Cinco razones para encontrarte, perdiéndote

Cinco razones para encontrarte, perdiéndote

Seguimos el contexto pandémico del coronavirus. Y ya desde un tiempo, en los medios reina la pandemia de la realidad viralizada, guiada por la tiranía de las audiencias. Esta pandemia alimenta al virus del miedo, campando a sus anchas como nunca, en nuestras casas, en nuestras calles.

El miedo no está exento de riesgos, sino todo lo contrario. Es capaz de debilitar nuestro sistema inmune, fracturar nuestra sociedad, animar tendencias antidemocráticas, y otros contratiempos que prefiero no nombrar.

Mientras tanto, algo se ha perdido en estos meses confinados,… ¿tú, yo… nosotros? Sí, nos hemos perdido en nuestras casas. Y por mucho que salgamos a buscarnos no nos encontramos en las calles. ¿Dónde diablos nos podemos encontrar? Pues allí donde realmente nos perdimos, mucho antes de que nada empezara: en la naturaleza.

De hecho, tal vez esta sea la gran oportunidad para recuperarnos y recuperarla en mayúsculas. Estoy convencida de que una nueva relación con la naturaleza es una de las luces al final del túnel. Recuperar su conexión con ella, aprender a amarla y cuidarla, que es también aprender a amarnos y cuidarnos. Te dejo con cinco razones por las cuales estar en la naturaleza es una de las formas a través de las cuales podemos crear un nuevo equilibrio dentro y fuera de nosotros.

1.- Belleza
La naturaleza nos regala la belleza de nuestro maravilloso planeta. Contempla si no el estallido de flores de colores esta primavera, el rapto de un cielo estrellado en una noche sin luna, la impetuosidad de las olas erosionando un acantilado. Nada se puede comparar con la magnificencia de la naturaleza. Esta habla a dimensiones de nuestra alma que no pueden ser colmadas de otra forma. Nos expande, haciéndonos participar del milagro y singularidad de estar vivos.

2.- Confianza
Túmbate en el campo o la montaña. Ahora siente la gravedad, el amor de la tierra hacia nosotros que nos atrae firmemente. Déjate sostener por ella. Regálale tus miedos, tus ansiedades, tu rabia. Date cuenta cómo, generosa, todo lo acoge devolviéndote a cambio confianza. Mucha.

3.- Ser
Observa la naturaleza y date cuenta de cómo las cosas son, sin necesidad de esforzarse. La mariposa es una mariposa, no se esfuerza por serlo. Al igual que la hormiga, el gorrión y el ratón de campo. La conciencia animal y vegetal nos regala la capacidad de ser más allá de la tiranía de la mente. Date permiso para también habitar esta conciencia, simplemente con respirar, comer, beber… Descansa en esta conciencia básica y sabia. Date un respiro y simplemente sé.

4.- Sentir
Cuando estés en la naturaleza siente con todo tu cuerpo y sentidos. Toca el tronco de un árbol, deleita al hacerlo tu sentido del tacto con su textura, saborea el olor de una flor. Siente el frío y el calor en la intemperie. Explora los límites de tu cuerpo caminando o corriendo, o de cualquier otra forma. Al hacerlo sal de tu aburrida comodidad físico-psíquica. Pasa hambre, pasa sed, pasa frío. Observa las fuerzas que se revelan en ti al hacerlo y la intensidad de sentirte vivo.

5.- No permanencia
Constata de qué forma el cambio es la única constante en la naturaleza. Las hojas caen, un animal se come a otro, cambia el tiempo. Nada permanece igual. Date cuenta de qué forma tú también navegas el río del cambio, de la transformación constante. Bajo esta luz, observa tus neuras, tus miedos, tus obsesiones…y date cuenta de su realidad insustancial.

No esperes más, en cuanto puedas, piérdete en la naturaleza. Ya verás como te encuentras.

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