La novela «Cien años de soledad» del escritor colombiano Gabriel García Márquez inició el «gran encuentro» entre las literaturas latinoamericana y china, que influyó a muchos escritores del país asiático y propició el hallazgo de similitudes desapercibidas hasta entonces, afirmó la experta mexicana Liljana Arsovska.
«Por medio de García Márquez y su principal obra se hace ese famoso ‘boom’ de la literatura latinoamericana en China, en el que no podemos hablar de una asimilación por parte de una o de la otra, sino de un encuentro que favoreció que los escritores chinos volvieran a sus raíces y tradición», dijo Arsovska en entrevista con Xinhua.
La profesora de lengua, lingüística y traducción en el Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México (Colmex) consideró que García Márquez fue «el gigante que empujó el primer paso» de la literatura latinoamericana en China.
La también traductora al español de literatura china contemporánea consideró que como parte de ese «boom» literario latinoamericano en China, registrado a partir de los años 80 del siglo pasado, luego de que el colombiano recibió el Premio Nobel de Literatura (1982), al país asiático entraron los grandes literatos de Argentina, México y de prácticamente toda la región.
Arsovska afirmó que a raíz de ello hay una búsqueda por parte de los chinos, tanto de editoriales como de círculos de intelectuales de Latinoamérica, «búsqueda sistemática mediante la que se tradujo al chino la mejor representación de la literatura latinoamericana».
La académica del Colmex, quien realizó sus estudios de licenciatura en Beijing durante los años 80 del siglo XX, recordó que esa década y la siguiente hubo una ola «gigantesca» de traducciones de obras, en que las editoriales chinas buscaron la forma de publicar títulos occidentales.
«La preferencia habitual estaba en el inglés, pero por medio de García Márquez, la literatura latinoamericana entró a China», ponderó la entrevistada.
Con más de una docena de traducciones de obras literarias chinas al español, Arsovska consideró que el encuentro de las literaturas latinoamericana y china, con sus consiguientes influencias, contribuyó también a que en Occidente se despertara el interés por la literatura del país asiático.
La entrevistada subrayó que «Cien años de soledad» abrió un camino en el que la literatura latinoamericana fue «avasalladora» a nivel global por «su riqueza lingüística, de espacios, tiempos, personajes y realismo mágico».
En China influyó mucho a escritores como Mo Yan, también Premio Nobel de Literatura (2012), cuyas obras han contribuido a la internacionalización y conocimiento de la literatura china, en un proceso que la experta deseó fuese más continuo y caudaloso, debido a «lo mucho que todas las artes chinas tienen para compartir al mundo».
Recordó que cuando Mo Yan conoció «Cien años de soledad» ya era un escritor formado y de trayectoria, pero su obra posterior deja ver que «hizo un encuentro con la literatura latinoamericana», específicamente la de García Márquez.
En varias ocasiones, el propio Mo Yan se ha asumido como admirador del colombiano y ha reconocido la influencia que «Cien años de soledad» tuvo en sus procesos creativos.
«El realismo mágico subvirtió radicalmente a nuestra generación. Cuando leí ‘Cien años de soledad’, en 1984, sentí lo que había sentido García Márquez a la hora de leer ‘La metamorfosis’ de Franz Kafka, en París: ¡Oh, una novela se puede escribir de esta manera!», comentó el reconocido autor.
Estudios sobre la literatura china de las últimas décadas del siglo XX y la contemporánea han destacado que García Márquez y su novela cimera impactaron de manera notoria el panorama literario de China, al punto de fomentar el surgimiento de la escuela literaria Xungen en 1985, movimiento de búsqueda de las raíces.
Varias novelas de esa corriente reflejaron la transformación histórica y cultural de China a lo largo del tiempo, con historias que suceden en una región o un poblado, con las peculiaridades culturales y de idiosincracia propias del país asiático.
La obra «Sorgo rojo» de Mo Yan es una de esas novelas, sobre la que Arsovska comentó que se asemeja a «Cien años de soledad» a través de la descripción de Gaomi, la aldea que el autor chino hizo centro de su historia, al estilo del Macondo de García Márquez.
«A través de la influencia literaria y de las diferentes culturas nuestras miradas encuentran puntos de encuentro, puntos de similitud», dijo la experta, quien calificó al escritor chino de «grande» por su capacidad de convertir «la descripción de la realidad en un testimonio».
Dijo que a la hora de describir esa realidad, la influencia de todo lo que ha leído «ahí está», ya sea directa o indirecta, asumida o asimilada, transparente o velada.
La experta abundó que la obra «Sorgo rojo» es la historia de una época de China y no sólo de un lugar, porque ahí se encuentran «muchas cosas» de la historia del país asiático, en que el escritor «tiene un ojo clínico» para tomar momentos o personajes y de ahí hacer grandes historias.
A decir de Arsovska, la obra «Cien años de soledad» es a su vez mucho más que una novela: «Es la historia de Latinoamérica en muchos aspectos vista por medio de la literatura».
«Se puede traslapar a muchos países, en los que se puede encontrar ese espíritu, esa melancolía y también esa alegría, esa tristeza», añadió la profesora del Centro de Estudios de Asia y África.
Los 30 años que separan los premios Nobel de García Márquez y Mo Yan, así como las similitudes de sus respectivas obras, son para la experta frutos del encuentro de las literaturas latinoamericana y china.
«La literatura enlaza culturas. La latinoamericana no sólo se asentó en China, sino que dio frutos. Se ve en las obras y en los puntos de encuentro de las narrativas, pero también en cómo las ediciones chinas de títulos latinoamericanos cada vez requieren menos notas explicativas, porque el público chino ya es un público conocedor de Latinoamérica», concluyó.
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