Los Tiburones de La Guaira vivieron una temporada de ensueño en el béisbol venezolano e internacional, al lograr dos hazañas históricas: romper una sequía de 38 años sin ganar el título de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) y coronarse campeones de la Serie del Caribe por primera vez en su historia.
Los salados, dirigidos por el exgrandesligas Oswaldo Guillén, tuvieron una ronda regular complicada, con cambios en la gerencia y altibajos en el rendimiento, pero lograron clasificar al round robin con seis días de anticipación, algo nunca antes visto.
En la final, se midieron a los Cardenales de Lara, el mejor equipo de la ronda regular, y los derrotaron en cinco juegos, con un pitcheo sólido encabezado por Logan Darnell, Luis Martínez, Gregory Infante y Silvino Bracho. Así, los Tiburones se llevaron el octavo título de su historia, el primero desde 1986, y se ganaron el derecho de representar a Venezuela en la Serie del Caribe 2024, que se celebró en Miami, Estados Unidos.
En el torneo caribeño, los Tiburones demostraron su superioridad y dominio desde el primer día, al vencer a los tigres de Licey dándonos un preámbulo de lo que vendría después.
El tercer juego fue el más memorable de la Serie del Caribe, pues el zurdo Ángel Padrón lanzó un no hit no run ante los Gigantes de Rivas de Nicaragua, el segundo en la historia del torneo y el primero desde 1952.
Padrón solo otorgó una base por bolas y ponchó a seis bateadores, en una actuación magistral que le valió el reconocimiento unánime de la prensa y los aficionados. Los Tiburones ganaron el juego por 9-0, con un ataque de 14 imparables.
Él partido decisivo la final contra los tigres de Licey fue un duelo de pitcheo entre los abridores Logan Darnell por Venezuela y César Valdez por República Dominicana, quienes mantuvieron el juego sin carreras hasta el quinto inning, cuando los Tiburones abrieron el marcador con un sencillo impulsor de Herrera.En el sexto episodio, los venezolanos ampliaron la ventaja con un jonrón solitario de Pérez y un doble remolcador de Tovar. El bullpen de los Tiburones se encargó de preservar la diferencia, con una labor impecable de los relevistas Luis Martínez, Gregory Infante y Silvino Bracho, quien se apuntó el salvado.
La ofensiva de los Tigres, que había sido la más productiva del torneo, no pudo descifrar los lanzamientos de los pitchers venezolanos, que solo permitieron cuatro hits y poncharon a siete bateadores.
Con este triunfo, los Tiburones le dieron a Venezuela el octavo título de la Serie del Caribe en su historia, el primero desde el año 2009, cuando lo logró Leones del Caracas. Además, se convirtieron en el primer equipo debutante en ganar el torneo desde 1959, cuando lo hizo Cienfuegos de Cuba.
La celebración de los Tiburones fue efusiva y emotiva, tanto en el terreno como en las gradas, donde miles de fanáticos venezolanos ondearon la bandera tricolor y corearon el nombre del equipo. El triunfo también fue celebrado en Venezuela, donde el béisbol es el deporte nacional y una pasión que une a todos los sectores.
El manager Guillén dedicó el título a su padre, quien falleció recientemente, y a todo el pueblo venezolano, que atraviesa una grave crisis económica, social y política.
«Esto es para Venezuela, para mi papá, para mi familia, para todos los que nos apoyaron. Estoy muy orgulloso de este equipo, que jugó con el corazón y nunca se rindió. Somos campeones del Caribe y nadie nos lo quita», dijo
ante más de 36 mil 677 aficionados, una cifra récord para un juego de la Serie del Caribe, superando también a los 36,098 espectadores de la final entre Japón y Estados Unidos en el Clásico Mundial de Béisbol 2023 celebrada en el mismo estadio, los tiburones dieron fin a esta temprano que solo se puede definir cómo histórica.
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