Xi Jinping lidera a China en un nuevo viaje
Tras 10 años al frente del Partido Comunista de China (PCCh), Xi Jinping, de 69 años, volvió a presentarse ante los periodistas como máximo dirigente del Partido y prometió dirigir el país hacia la revitalización nacional a través de una vía china de modernización.
«Debemos tener en cuenta la naturaleza y el propósito del PCCh, así como nuestra propia misión y responsabilidad, y trabajar con diligencia en el cumplimiento de nuestro deber, para demostrar que somos dignos de la gran confianza del Partido y de nuestro pueblo», afirmó Xi el domingo, mientras conducía a sus colegas al encuentro con la prensa, recién llegado de una sesión plenaria del Partido que lo eligió secretario general del Comité Central del PCCh.
En 2012, después de que fuera elegido como secretario general del Comité Central del PCCh, Xi manifestó que él y sus compañeros conducirían al PCCh a esforzarse por la revitalización nacional, buscar una vida mejor para el pueblo y abordar los problemas dentro del Partido.
China, bajo su liderazgo durante la última década, ha asistido a cambios históricos, duplicando su economía hasta alcanzar 114 billones de yuanes (16 billones de dólares), erradicando la pobreza absoluta y materializando la prosperidad moderada de los 1.400 millones de habitantes del país.
También fue una década de severos desafíos. La pandemia de COVID-19, la guerra comercial de Estados Unidos y la presión a la baja de la economía plantearon amenazas para el desarrollo de China y probaron la fuerza de Xi y del Partido que encabeza.
Tras lograr transformaciones históricas e iniciar una «nueva era» para el socialismo con peculiaridades chinas, Xi es considerado el timonel capaz de orientar al país para superar las dificultades y buscar su plena modernización.
Stephen Perry, presidente del 48 Group Club de Reino Unido, aseguró que todo lo que ha visto en el presidente Xi le indica que su motivación es el pueblo de China, lo que resulta muy importante para el desarrollo del país en su fase actual.
Robert Kuhn, académico estadounidense y autor del libro «Cómo piensan los líderes chinos (How China’s Leaders Think)», apuntó que Xi tiene un entendimiento objetivo y exhaustivo de la situación actual de China, así como un pensamiento detallado y racional sobre su futuro.
HIJO DE LA MESETA DE LOESS
Xi Jinping nació en junio de 1953 en una familia revolucionaria. Su padre, Xi Zhongxun, fue un líder venerado del PCCh. Al describirlo como «alguien que se dedicó incondicionalmente al pueblo chino», Xi afirmó que obtuvo una gran inspiración de su padre y se comprometió a seguir sus pasos.
Con apenas 15 años de edad, como un «jóven educado», Xi partió de Beijing rumbo a la aldea Liangjiahe en la parte árida de la provincia noroccidental de Shaanxi, llevando con él una pequeña bolsa de costura, que tenía inscrita los caracteres chinos «corazón de mamá» bordados por su madre, Qi Xin.
Xi pasaría siete años en el campo, trabajando y viviendo junto a los campesinos. Se calificó a sí mismo como un campesino al recordar sus años en Liangjiahe. Estaba separado de su familia, dormía en viviendas tipo cueva, sufría de picaduras de pulgas y trabajaba duramente como los aldeanos para atender los cultivos, rebañar ovejas, llevar el abono y transportar el carbón.
Allí se unió al PCCh y luego se convirtió en jefe del Partido de Liangjiahe, dando inicio a su carrera política. Xi recordó que su deseo más sincero en aquel entonces era que los aldeanos «tuvieran carne en sus platos y la tuvieran con frecuencia». Los condujo a cavar pozos, construir diques, hacer terrazas en las colinas y establecer el primer pozo de generación de metano de la provincia.
Esta experiencia significó mucho para Xi y a menudo se ha referido a ella, incluso después de convertirse en el máximo líder del país. Durante una visita de Estado a Costa Rica en 2013, visitó la casa de una familia campesina y habló de su experiencia en el campo.
«Muy difícilmente, un presidente se refiere con tanta emoción, con tanto orgullo, de ser campesino. Algunos presidentes obvian esa parte. Él no, él lo rescata», destacó Alberto Zamora, cuya familia posee la plantación de café que visitó Xi.
Xi manifestó que obtuvo su entendimiento de qué significaba la palabra «pueblo» a través de su experiencia en Liangjiahe y reforzó su determinación para servir a la gente, a lo cual se ha adherido durante toda su carrera política.
A finales de la década de los años 70, después de graduarse de la Universidad Tsinghua, Xi trabajó como secretario del ministro de Defensa. En 1982, se ofreció a trabajar en el nivel de base y se trasladó a Zhengding, un distrito empobrecido en la provincia norteña de Hebei. Su esposa, Peng Liyuan, recordó después que muchos de los compañeros de clase de Xi fueron al extranjero y él pudo haber hecho lo mismo. Pero Xi se quedó y seleccionó un camino más duro: convertirse en un servidor del pueblo.
En sus tres años en Zhengding, donde se desempeñó como jefe adjunto del Partido y luego jefe del Partido, Xi montó bicicletas en todas las comunas y equipos de producción del distrito para examinar el trabajo. A veces llegaba cuando los aldeanos estaban cultivando sus campos y se incorporaba a las labores agrícolas.
Luego pasó más de 17 años en la provincia de Fujian y casi cinco años en la de Zhejiang. Desempeñó múltiples papeles en ambas provincias costeras, incluyendo vicealcalde, jefe del Partido de prefectura, gobernador provincial y jefe de Partido provincial. En 2007, trabajó en Shanghai como jefe del Partido antes de ascender al Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh.
Xi mantuvo vínculos estrechos con el pueblo dondequiera que trabajó, incluso después de ser promovido a los máximos puestos del Partido. Xi ha convertido en una tradición visitar casas de personas comunes en vísperas de cada Fiesta de la Primavera. Su experiencia durante los años tempranos de hambre y trabajo duro en los campos puede ayudar a explicar por qué Xi observa la cocina, el baño y el sótano en las casas de las personas. También mantuvo la costumbre de intercambiar la correspondencia con la gente. Entre las personas que han recibido misivas de Xi se cuentan campesinos, empresarios, alumnos, miembros de grupos artísticos de pastizales y soldados que salvaguardan las fronteras.
En 2013, Xi inició una campaña de «alivio focalizado de la pobreza» y elaboró planes para su implementación. En total, más de 255.000 equipos de trabajo y más de tres millones de cuadros fueron enviados al campo para ayudar a los aldeanos a erradicar la pobreza casa por casa. Unos 100 millones de personas han salido de la pobreza extrema en la última década.
Estar junto al pueblo contra viento y marea ha fortalecido su convicción: luchar por la felicidad del pueblo y la revitalización de la nación. En la última década, Xi lanzó cinco campañas de educación en el Partido para recordar a los miembros del PCCh su aspiración original y la misión fundacional del Partido.
Xi está muy familiarizado con la difícil situación de la nación después de las Guerras del Opio, ocasionadas por los colonizadores occidentales en el siglo XIX. En 2018, visitó las ruinas de una fortaleza de cañones en la isla Liugong en la provincia oriental de Shandong. Hace más de un siglo, la isla presenció la derrota aplastante de la primera marina moderna de China en la Primera Guerra Sino-Japonesa. Xi se detuvo para reflexionar en las ruinas y, en el museo sobre la guerra, leyó en voz alta un poema patriótico que deplora la invasión extranjera de aquel entonces.
Como el primer jefe del PCCh nacido tras la fundación de la República Popular China en 1949, Xi compartió el orgullo sobre una serie de éxitos que mostraron que «el pueblo chino se ha levantado»: la victoria en la Guerra de Resistencia contra la Agresión de Estados Unidos y Ayuda a Corea, el establecimiento de un sistema industrial relativamente completo, y la fabricación de bombas nucleares y satélites, entre otros. Elogió estos logros. «Solo el socialismo puede salvar a China; solo el socialismo puede desarrollar a China», dijo.
Tras el inicio de la reforma y apertura, Xi tuvo gran pasión por esta causa y se dedicó a ella. Desde las regiones del interior relativamente pobres hasta la próspera costa oriental del país, Xi tomó la delantera en el fortalecimiento del comercio exterior y la inversión, así como en el desarrollo común de las empresas tanto públicas como privadas. Como líder máximo del Partido, Xi convocó una importante reunión de empresas privadas. Indicó que las empresas privadas y los empresarios privados son «nuestro propio pueblo». También manifestó que el sector privado de China no se puede debilitar, sino que se debe reforzar.
Xi es reconocido por sus compañeros, a nivel local y central, como un buen planificador a largo plazo.
En 2020, su planificación estratégica se manifestó en la elaboración del XIV Plan Quinquenal y los objetivos a largo plazo para el año 2035 del país. Con el fin de elaborar un buen plan, Xi presidió reuniones para escuchar los puntos de vista y opiniones de los expertos, hombres de negocios, científicos, cuadros de base, entre otros. Dio instrucciones para llevar a cabo la recopilación en línea de sugerencias. Los usuarios chinos de internet ofrecieron más de un millón de comentarios.
En la última década, la riqueza del pueblo chino aumentó establemente. En 2021, el ingreso disponible per cápita de los chinos alcanzó 35.128 yuanes, un incremento de casi un 80 por ciento respecto a 2012. La tasa de la brecha entre el ingreso urbano y rural se redujo a 2,5:1.
En palabras de Xi, todo lo que ha hecho es fundamentalmente para la mejora de la vida del pueblo. Una vez redactó en sus memorias, «Tenemos que amar al pueblo como amamos a nuestros padres, trabajar por su bienestar y permitirle vivir una vida mejor.» Después de convertirse en el secretario general, afirmó que «la aspiración del pueblo por una mejor vida es por lo que lucharemos».
En un encuentro con la prensa el domingo pasado, tras la primera sesión plenaria del XX Comité Central del PCCh, Xi afirmó que el pueblo «siempre nos cubrirá las espaldas y nos dará confianza» y el Partido siempre capeará el temporal con el pueblo y se mantendrá en contacto directo con él.
El Partido y el Gobierno tienen buenas calificaciones. Una encuesta de la Universidad Harvard muestra que la satisfacción de los ciudadanos chinos con el Gobierno se ha incrementado en todos los ámbitos, con las autoridades centrales recibiendo el nivel más alto de aprobación de un 93 por ciento. Una encuesta de Edelman también muestra que la confianza entre los ciudadanos chinos en su Gobierno alcanzó en 2021 un récord de un 91 por ciento, el nivel más alto en todo el mundo.
POR UNA CHINA FUERTE
Xi heredó la misión de lograr la modernidad de China que habían soñado y por la que habían luchado generaciones del pueblo chino.
En 2020, se detuvo ante una exposición en un museo de la provincia de Guangdong que mostraba un gran plan diseñado por Sun Yat-sen para modernizar China hace un siglo. Sun lideró con éxito la Revolución de 1911 para acabar con la última dinastía imperial de China y fundar una república, la cual, sin embargo, no duró. El gran plan no se materializó. «Solo nosotros los comunistas chinos podemos hacer que el (plan) suceda», dijo Xi ante la exhibición.
Según Xi, todos los esfuerzos de la nación liderados por el Partido durante el siglo han sido para convertir a China en un gran país moderno y hacer realidad el sueño chino de la revitalización nacional.
Hace diez años, cuando Xi ascendió al máximo puesto del Partido, China ya era la segunda economía más grande y el principal fabricante del mundo. Pero la economía enfrentaba una creciente presión a la baja y era inminente la necesidad de transformar la estructura económica. También era necesario resolver otros temas difíciles, como la corrupción, la contaminación y la brecha de ingresos entre los ricos y los pobres, todo lo cual planteaba graves desafíos para el Partido.
Todos los ojos estaban puestos en Xi. El pueblo esperaba que él trajera cambios reales. Y los cambios debían comenzar desde el propio Partido. Xi dijo que «se necesita un buen herrero para forjar un buen acero», y pidió la autorreforma del Partido y un autogobierno «pleno y riguroso». Desató la mayor campaña anticorrupción en la historia del Partido. Xi aseguró: «Debemos hacer las cosas que deben hacerse… Si permitimos que unos pocos cientos de funcionarios corruptos se escapen, decepcionaremos a los 1.300 (la población de ese entonces) millones de chinos «.
Entre los funcionarios corruptos removidos durante la última década se incluyen «tigres» como Zhou Yongkang, Bo Xilai, Guo Boxiong, Xu Caihou, Sun Zhengcai y Ling Jihua, así como varios altos funcionarios de departamentos del Gobierno central, empresas estatales y provincias. También hay numerosos cuadros en posiciones mucho más bajas en la jerarquía del Gobierno.
A principios de 2022, Xi declaró que se había logrado una victoria abrumadora en la lucha contra la corrupción, y esto se ha consolidado en todos los ámbitos. Pero advirtió a los cuadros del Partido que deben ser sobrios y conscientes de que la campaña anticorrupción nunca terminará.
Xi quiere asegurarse de que los más de 96 millones de miembros del PCCh y las 4,9 millones de organizaciones de nivel primario mantengan su pureza y fortaleza. Considera que el liderazgo general del Partido es la clave para convertir a China en un gran país socialista moderno. El Partido debe «ser la fuerte columna vertebral en la que el pueblo chino pueda apoyarse en todo momento», dijo.
En repetidas ocasiones, Xi ha llamado a los cuadros del Partido a aprender del colapso de la Unión Soviética y ha reiterado la importancia de tener convicciones firmes en el comunismo y fortalecer la disciplina del Partido. Xi dirigió la formulación de la revolucionaria decisión de ocho puntos sobre la mejora de la conducta laboral. Ordenó a los principales funcionarios que informaran periódicamente sobre sus asuntos personales y familiares, como el estado civil, las finanzas personales y la participación comercial. Entre 2015 y 2021, el Partido reguló la participación empresarial de los cónyuges, los hijos y los cónyuges de los hijos de más de 4.700 funcionarios.
Xi encabezó los esfuerzos para promulgar y revisar una serie de reglamentos del Partido, mejorar el mecanismo para realizar inspecciones disciplinarias y establecer la Comisión Nacional de Supervisión, que pone bajo escrutinio a todos los que ocupan cargos públicos.
Los observadores señalan que Xi ha jugado un papel clave en la remodelación del PCCh. Liu Jingbei, profesor de la Academia de Liderazgo Ejecutivo de China en Pudong, dijo que Xi fortaleció aún más la unidad en el pensamiento, la orientación política y la acción de los miembros del Partido. Asimismo, revirtió la tendencia de que la dirección del Partido se estaba debilitando y marginando en algunos lugares y departamentos.
Xi pidió a la ciudadanía que respete y aprenda de los héroes. Se promulgó una ley nacional sobre el respeto a los héroes. Se estableció un sólido sistema de concesión de premios y distinciones. Xi también presentó un conjunto de valores socialistas centrales, cuya esencia, según él, es el patriotismo.
Xi ha fomentado el concepto «democracia popular de proceso entero», pidiendo mayores esfuerzos para desarrollar la democracia socialista. Dijo que la democracia es un instrumento para abordar los problemas que preocupan al pueblo. Si el pueblo solo se despierta en el momento de la elección, pero después entra en hibernación, entonces este tipo de democracia es una mera formalidad.
La gobernanza basada en la ley en todos los campos que impulsa Xi es considerada una profunda revolución en la gobernanza. El Estado de derecho para el país, el Gobierno y la sociedad debe estar integralmente establecido para 2035, según Xi. Es el primer presidente chino en jurar lealtad ante la Constitución del país. Xi ratificó que la Constitución goza de un estatus legal, una autoridad y una fuerza supremos.
En la última década, la legislatura nacional de China adoptó 70 leyes y revisó otras 238. Muchas de las legislaciones son innovadoras, incluyendo el Código Civil, adoptado en 2020, y la Ley de Inversión Extranjera, adoptada en 2019, que es la ley básica que rige la Inversión Extranjera Directa (IED) en el país y promueve la liberalización y facilitación de alto nivel de la inversión extranjera.
Estos esfuerzos han ayudado a crear condiciones más favorables para el desarrollo. Xi planteó la noción de «nueva normalidad» económica. Apuntó que la reforma de China ha entrado en aguas profundas.
Xi preside personalmente una serie de comisiones centrales para fortalecer el liderazgo del Partido sobre el trabajo económico, así como la reforma y apertura. Dirigió los esfuerzos para racionalizar el Gobierno y reducir los impuestos y las tarifas para las empresas.
Desde la tercera sesión plenaria del XVIII Comité Central del PCCh en 2013, más de 2.000 planes de reforma han sido implementados, abarcando casi todos los aspectos de las empresas económicas, políticas, culturales y sociales, así como la vida cotidiana de las personas.
Xi ha presentado una nueva concepción que promueve un desarrollo innovador, coordinado, verde, abierto e inclusivo para todos. Peter Koenig, ex economista sénior del Banco Mundial, dijo que la nueva concepción del desarrollo es probablemente el núcleo de lo que se ha denominado «Xiconomics». «Esto es muy típico y creo que describe bien lo que está sucediendo ahora en la economía china», afirmó.
Xi acude con frecuencia a empresas, fábricas, tiendas y puestos para tomar el pulso a la actividad económica. En una visita al taller de un fabricante de automóviles, se subió a un sedán fabricado en China para tener una experiencia de primera mano. Si China quiere pasar de ser un gran país fabricante de automóviles a uno fuerte, necesita desarrollar automóviles de nueva energía, dijo, y pidió que el sector de vehículos eléctricos fuera un nuevo punto de crecimiento.
Pero no fueron solo las grandes empresas las que llamaron la atención de Xi. También discutió con aldeanos la venta de su jamón y licor, entró en talleres comunitarios, visitó plataformas de transmisión en vivo y se hizo presente en puestos de comida al borde de la carretera.
Bajo su liderazgo, China ha consolidado su posición como la segunda economía más grande del mundo. En la última década, la participación del PIB de China en la economía global creció del 11,3 al 18,5 por ciento. En promedio, la economía china contribuyó con más del 30 por ciento del crecimiento económico mundial en los últimos años. Fue la primera gran economía en registrar crecimiento después de que la pandemia de COVID-19 causara estragos en todo el mundo.
En 2021, el comercio exterior de China superó los seis billones de dólares. Su comercio con Estados Unidos creció casi un 30 por ciento y ascendió a 755.600 millones de dólares. Según una encuesta de 2022, realizada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, el 66 por ciento de los encuestados dijo que sus empresas planean aumentar la inversión en China este año. China se mantiene entre los tres principales destinos de inversión global para alrededor del 60 por ciento de las empresas miembros.
Haciendo hincapié en un enfoque del desarrollo centrado en las personas, Xi implementó una serie de políticas que brindan beneficios tangibles al pueblo. China ha establecido el sistema de seguridad social más grande del mundo, con 1.040 millones de personas cubiertas por un seguro básico de vejez y el 95 por ciento de la población por un seguro médico básico. El gasto fiscal en educación representó más del cuatro por ciento del PIB durante diez años seguidos. China también introdujo la política de los tres hijos y puso en marcha medidas para reducir la carga de tareas y tutorías después de la escuela para los estudiantes.
Xi ha puesto la prosperidad común en la agenda. Dijo que este es el requisito esencial del socialismo. El impulso de la prosperidad común llevado adelante por Xi tiene como objetivo reducir la brecha entre ricos y pobres, abordar la disparidad regional e industrial y mejorar tanto la vida material como ético-cultural de las personas, logrando así un desarrollo equilibrado y la igualdad social. Zhejiang, donde Xi se desempeñó anteriormente como jefe provincial del Partido, está designada como zona piloto para promover la prosperidad común. Las declaraciones sobre la «materialización gradual de la prosperidad común de todo el pueblo» fueron consagradas en los Estatutos del Partido en el recién concluido XX Congreso Nacional del PCCh.
En la última década, China ha sido testigo de mejoras holísticas e históricas en la protección del medio ambiente. Xi declaró en una reunión virtual de la ONU que China se esforzaría por alcanzar un máximo de emisiones de dióxido de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono antes de 2060. Dio instrucciones para imponer una prohibición de pesca de diez años en el río Yangtse. Cada afluente en China ahora también tiene un jefe de río, a cargo de su protección ecológica. Especies en peligro de extinción como los pandas, los antílopes tibetanos y los leopardos de las nieves han regresado luego de estar al borde de la extinción gracias a la mejora de los esfuerzos de conservación.
Durante algún tiempo, la contaminación del aire fue realmente mala en Beijing. Xi afirmó una vez que lo primero que hacía por la mañana era verificar la calidad del aire de Beijing. Dirigió a la nación a participar en una lucha sin precedentes contra la contaminación, en particular la contaminación del aire, el agua y el suelo. Años de esfuerzos tenaces dieron sus frutos. La calidad del aire ha mejorado significativamente en Beijing, como en otras partes del país. Un informe del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago señaló que la densidad de partículas dañinas en el aire en China cayó un 40 por ciento entre 2013 y 2020. Si se mantiene, esto agregaría alrededor de dos años a la esperanza de vida promedio de los ciudadanos chinos, de acuerdo con el informe.
Xi coloca la innovación en ciencia y tecnología en el centro del desarrollo nacional general y emitió un llamado para construir una mayor fuerza científica y tecnológica.
Presidió sesiones de estudio grupales de la dirección del Partido e invitó a expertos a informarle a él y a sus colegas sobre inteligencia artificial, macrodatos, tecnología cuántica, cadenas de bloques, etc. Visitó sitios de lanzamiento de satélites, laboratorios de chips y talleres de trenes de alta velocidad para informarse acerca de los últimos desarrollos de ciencia y tecnología. «No se puede pedir, comprar o rogar por tecnologías centrales en campos clave a otros países. Deben mantenerse firmemente en nuestras propias manos», recalcó Xi.
La clasificación de China en el Índice de Innovación Global, publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, ha subido del puesto 34 en 2012 al puesto 11 en 2022. Entre 2012 y 2021, el gasto en investigación y desarrollo de China aumentó de un billón de yuanes a 2,8 billones de yuanes. Ahora ocupa el segundo lugar en el mundo.
Xi tiene estrechos vínculos con el ejército y conoce bien sus operaciones. Inició la trascendental reforma militar, con el fin de transformar el Ejército Popular de Liberación (EPL) en unas fuerzas armadas de clase mundial.
Xi reiteró el principio de que el Partido manda sobre las armas. Varios oficiales militares de alto rango fueron castigados por violar la disciplina del Partido y las leyes. Xi mejoró el sistema del presidente de la Comisión Militar Central (CMC) asumiendo la responsabilidad general. Se ha establecido una nueva estructura militar con la CMC ejerciendo el liderazgo general, los comandos de teatro responsables de las operaciones militares y los servicios centrados en el desarrollo de capacidades.
El EPL fue dirigido a centrarse en fortalecer su capacidad de combate. También ha mejorado los sistemas de comando y la capacidad para operaciones conjuntas, trabajando arduamente para abordar los «males en tiempos de paz».
Como máximo comandante, Xi pasó revista cinco veces a las fuerzas armadas en grandes desfiles, dos de los cuales se organizaron en el mar. Durante la última década, China presentó dos portaaviones de fabricación propia. Se encargó el avión de combate furtivo de quinta generación, J-20. El país también tomó la delantera en la investigación de armas hipersónicas. El ejército chino hoy tiene la determinación y la capacidad para salvaguardar la soberanía, la unificación y la integridad territorial de China, prestar apoyo estratégico a la revitalización nacional y hacer mayores contribuciones a la paz y el desarrollo mundiales, de acuerdo con Xi.
Los medios de comunicación describen a Xi como el líder que está haciendo fuerte a China. Señalan que ha dado solución a un gran número de problemas que llevaban mucho tiempo sin resolverse y ha conseguido muchos logros de gran importancia para el futuro. Las contribuciones de Xi son innovadoras y únicas, y ejercen una influencia global, apuntan.
En octubre de 2017, el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era se estableció oficialmente como un principio rector en el XIX Congreso Nacional del PCCh. Este pensamiento fue consagrado en los Estatutos del PCCh y la Constitución de China.
David Ferguson, quien editó la traducción al inglés de cuatro volúmenes del texto «Xi Jinping: La gobernanza de China», apuntó que el alivio de la pobreza, la Franja y la Ruta y la limpieza ambiental encajan en el pensamiento de Xi y encajan en el nivel de base donde las ideas se convierten en acción, impulsando cambios históricos durante la última década.
En 2016, la posición central de Xi en el Comité Central del Partido y en todo el Partido se estableció en la sexta sesión plenaria del XVIII Comité Central del PCCh.
«Para mí, esto significa responsabilidad», afirmó Xi, comprometiéndose a dedicar todo su tiempo y energía al trabajo para poder estar a la altura de la confianza que el Partido y el pueblo depositan en él.
En 2021, la tercera resolución histórica del Partido dice que la posición central de Xi y el papel rector del pensamiento de Xi son de importancia decisiva para impulsar el proceso histórico de revitalización nacional.
Una resolución adoptada en el XX Congreso Nacional del PCCh sostiene que el establecimiento de la posición central de Xi y el papel orientador del pensamiento de Xi han permitido al Partido resolver con éxito los agudos problemas y desafíos que socavan su gobernabilidad a largo plazo, la seguridad y estabilidad del país y el bienestar del pueblo, eliminar los graves peligros ocultos en el Partido, el país y el ejército y, en última instancia, situar el rejuvenecimiento de la nación china en un curso histórico irreversible.
Los teóricos coinciden en que Xi ha proporcionado respuestas a las preguntas de China, del mundo, del pueblo y de los tiempos. Además, ha elaborado el plan para el desarrollo de China, y su pensamiento se considera un nuevo avance en la adaptación del marxismo al contexto chino y a las necesidades de la época.
Volker Tschapke, presidente honorario de la Sociedad Prusiana en Alemania, refirió que el pensamiento de Xi es «fascinante». Xi está conduciendo a China hacia la modernidad, algo que es muy diferente del modelo occidental, dijo Tschapke, y agregó que la gente algún día se dará cuenta de que el camino de China llevará a la humanidad a un futuro mejor.
UN HOMBRE FUERTE CON UN CORAZÓN TIERNO
Xi cuenta con un sólido historial como gestor de crisis. Curtido en la batalla durante años de lidiar con situaciones difíciles, tiene la experiencia, el coraje y la tenacidad necesarios para superar las pruebas y desafíos que enfrenta China en la actualidad.
Durante su trabajo en las regiones costeras de Fujian, Zhejiang y Shanghai, Xi dirigió los esfuerzos locales de respuesta ante multiples tifones de gran intensidad. En esos momentos, pasó casi todas las noches supervisando la evacuación a fin de minimizar las bajas y pérdidas.
Durante su mandato como vicepresidente de China, Xi supervisó los preparativos para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Beijing 2008, que se llevaron a cabo bajo una tremenda presión en un año eclipsado por el devastador terremoto de Wenchuan y los disturbios en Lhasa. Sin embargo, los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 son recordados como uno de los mejores Juegos Olímpicos de la historia. Cerca de 14 años más tarde, bajo el liderazgo de Xi, a pesar de la epidemia de COVID-19 y el llamado «boicot diplomático» de algunos países occidentales, China ofreció al mundo una Olimpiada de Invierno simplificada, segura y maravillosa.
Xi considera que China enfrenta más desafíos e incertidumbres en la nueva era. «Debemos prepararnos para una gran lucha con muchas nuevas características históricas». Al supervisar la redacción del informe al XVIII Congreso Nacional del PCCh, Xi solicitó que esta declaración fuera incluida en el documento.
«Lograr la revitalización nacional no es una tarea fácil. Alcanzarla requerirá más que tocar tambores y gongs. La materialización de este gran sueño demanda una gran lucha. A medida que avancemos, las pruebas que enfrentaremos en el camino serán más complicadas, y debemos estar preparados para sortear olas inimaginables», advirtió Xi a los funcionarios.
En 2015, cuando Yemen se sumió en el caos, Xi ordenó a la Armada del EPL evacuar a cientos de ciudadanos chinos que habían quedado varados. Esto inspiró la «Operación del Mar Rojo», una exitosa película en taquilla que encendió el entusiasmo patriótico. También en 2015, Xi lideró una serie de esfuerzos de rescate para resolver la volatilidad del mercado de valores de China y evitar el riesgo sistémico.